Un sistema de medición de calidad del aire se encarga de medir la cantidad de contaminantes presentes en el aire.
Cuando la calidad del aire es buena (tiene pocos contaminantes), las personas pueden respirar este aire indefinidamente sin que su salud se vea afectada. Cuando es mala pueden presentarse algunas complicaciones en la salud como: irritaciones oculares, problemas respiratorios e incluso cardíacos. Para mantener controlados los niveles de la calidad del aire en rangos que son admisibles, las autoridades pueden tomar medidas como prohibir la circulación de los vehículos que emitan contaminación, o la operación de algunas industrias con ciertas características de emisiones.